¡Buenas noticias para los viajeros!

El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) anunció un importante cambio en los protocolos de seguridad aeroportuaria que afectará directamente a millones de viajeros: ya no será obligatorio quitarse los zapatos en los puntos de control de la TSA en la mayoría de los aeropuertos del país.

La medida fue confirmada por la secretaria del DHS, Kristi Noem, quien aseguró que esta decisión se tomó como parte de un nuevo enfoque de seguridad “en capas”, que combina tecnología avanzada, mejores prácticas y mayor presencia de personal capacitado para mantener la protección sin sacrificar la comodidad de los pasajeros.

Desde 2006, los viajeros estaban obligados a quitarse los zapatos como parte de los controles, una política implementada tras el fallido atentado del llamado “shoe bomber”, Richard Reid, en 2001. Aunque la regla fue polémica, se mantuvo durante casi dos décadas como símbolo de la vigilancia post-11 de septiembre.

👣 ¿Qué cambia ahora?

  • En la mayoría de los aeropuertos del país, los pasajeros ya no tendrán que quitarse los zapatos durante el control de seguridad.
  • Nuevos escáneres de cuerpo completo y tecnología de detección de amenazas permiten revisar calzado sin necesidad de retirarlo.
  • Algunos pasajeros aún podrían ser seleccionados para exámenes adicionales, ya sea de forma aleatoria o por alertas del sistema.
  • Se planea implementar carriles especiales para militares en servicio, familias con niños pequeños y personas con discapacidades, para facilitar su paso por los puntos TSA.

✈️ Una experiencia más fluida

Este cambio forma parte de un esfuerzo más amplio por modernizar y humanizar la experiencia aeroportuaria, reduciendo filas y estrés, sin comprometer la seguridad. También refleja la creciente confianza en las nuevas herramientas de detección automática que se han ido implementando en aeropuertos clave desde hace años.

Para muchos, esta medida representa una mejora tangible en la experiencia de volar, especialmente para personas mayores, familias con niños y viajeros frecuentes, quienes durante años han pedido una revisión de los protocolos.