Este aparato, presente en casi todos los hogares, mantiene activos algunos de sus componentes internos incluso cuando no está en funcionamiento. Elementos como el reloj digital y el panel de control electrónico siguen recibiendo energía en modo de espera (stand-by), generando un consumo continuo que, aunque bajo en apariencia, entre 2 y 5 vatios por hora, termina sumando en la factura mensual. ¿Qué hacer para ahorrar energía con el microondas?
Dejar el microondas conectado de forma permanente implica más que solo un consumo innecesario de energía. Según técnicos especialistas, esta práctica también puede afectar el rendimiento del aparato a largo plazo. Los sensores, el panel electrónico y otras piezas internas están en constante desgaste cuando el electrodoméstico permanece enchufado, incluso sin estar en uso. Además del impacto económico, existen riesgos técnicos: en épocas de tormentas eléctricas o ante fluctuaciones de voltaje, un microondas conectado puede sufrir daños severos en sus circuitos. Esto puede derivar en fallos eléctricos o la necesidad de reemplazar componentes, lo cual representa un gasto extra para el usuario.
Por eso, la solución más práctica y directa es desconectarlo cuando no esté en uso. Aunque puede parecer una molestia, este pequeño hábito puede representar un ahorro significativo en la factura eléctrica.