Investigadores estadounidenses han estado estudiando por mucho tiempo
La mente después de la medianoche. En ese momento ocurren cambios neurofisiológicos en el cerebro, que afectan a la cognición y al comportamiento respecto a los habituales en vigilia. Los cambios nos harían ver el mundo de una forma más negativa, más propensos a conductas dañinas y a la toma de decisiones impulsivas. Esto se traduciría en distintas acciones, desde las más simples, como levantarse a picotear a altas horas de la madrugada hasta comportamientos de riesgo como incurrir en adicciones, desde el alcohol hasta el juego y otras sustancias. También en casos graves podría desencadenar conductas autolesivas.Una de las claves estaría en la alteración de los mecanismos por los cuales nuestro cerebro obtiene información y gestiona sus recompensas. Por ejemplo, el cuerpo segrega mayores niveles de dopamina por las noches, lo cual podría, según los investigadores, incentivar conductas de riesgo.