El cantante Michael Bolton, de 72 años, enfrenta una de las batallas más duras de su vida: un glioblastoma, un tipo agresivo e incurable de cáncer cerebral. El diagnóstico llegó en diciembre de 2023, luego de que sus hijas notaran señales inusuales durante una noche de boliche, cuando Bolton comenzó a jugar fuera de turno y se cayó de una silla. Una resonancia magnética confirmó la presencia de un tumor, lo que llevó a una cirugía de emergencia para extirparlo.
Tras la operación, Bolton debió someterse a una segunda cirugía en enero de 2024 por una infección postoperatoria, además de un largo tratamiento con quimioterapia y radiación que finalizó en octubre de ese mismo año. Actualmente, se encuentra en vigilancia constante con resonancias cada dos meses. Su último escaneo, en abril de 2025, mostró que no había rastros del tumor, aunque el riesgo de que la enfermedad regrese sigue latente.
El proceso no ha estado libre de secuelas. El artista ha compartido que la memoria a corto plazo, el habla y la movilidad se han visto afectados. Sin embargo, lejos de rendirse, Bolton mantiene una actitud resiliente. Con el apoyo de su familia, continúa practicando golf, meditación, ejercicios físicos y clases de canto, convencido de que mantenerse activo es clave para su recuperación emocional.
Fiel a su espíritu luchador, Bolton se ha negado a recibir un pronóstico específico y prefiere enfocarse en la esperanza. Inspirado en su propia experiencia, ha enviado un mensaje de fortaleza a quienes atraviesan situaciones similares: rendirse no es una opción. Su lema hoy es el mismo que da título a una de sus canciones más recientes: “Ain’t Going Down Without a Fight” (No me voy a rendir sin pelear).